Corresponsal en la capital de la ciudad de Chihuahua periodista Sandra Dueñas

Tras cumplirse un año del crimen de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, el guía de turistas Pedro Palma en manos del líder criminal José Noriel Portillo Gil “El Chueco”, la búsqueda de la paz en esa región continua, aseguró el sacerdote jesuita Javier “El Pato” Ávila Aguirre.

Desde que se tiene la presencia de la Guardia Nacional y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) las cosas en el poblado de Cerocahui y sus alrededores se han tornado tranquilos, aseguró el jesuita y activista.

Por lo menos el pueblo de Cerocahui y sus alrededores viven en estos momentos un período de paz y tranquilidad, ojalá que lo mismo que se ha estado haciendo en esta región se dispersara en otras comunidades de la Tarahumara que enfrentan graves problemas de violencia encabezadas por grupos armados.

Ávila Aguirre citó como ejemplo las comunidades de Baborigame, Guadalupe y Calvo, zonas que están tremendas en cuanto a violencia y desplazamiento forzado se refiere. Son cuestiones circunstanciales que fueran permanentes en toda la sierra

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