Le arrebataron una victoria a las Águilas del América la noche de este viernes, rescatando un empate 1-1 con superioridad numérica.

Era nublada la tarde, sofocada como bochorno y como el primer piso del infierno. Había una nube que amenazaba, pero no mojaba. Las Águilas eran mayoría, se apoderaban de una casa ajena.

Así arrancaban las hostilidades entre los Bravos de Ciudad Juárez y el América.

Avisen que ya se acabó la pretemporada

No teníamos ni diez segundos de partido y ya tiraban al piso a un fronterizo. Amarilla para Sebastián Cáceres y una chance de gritar para el respetable juarense que era poquito…Pero picoso.

Al minuto cinco quedaba claro que el asunto venía ríspido, duro como piedra pomes. A Ismael Rosario López Peñuelas le iba a tocar trabajar toda la noche

El más movido era Madson da Silva. Corría, pedía la bola, recepcionaba. No obstante, para su desgracia en cuanto retenía el esférico se aparecían tres de Coapa para quitárselo

Susto nada más un remate chueco de Ángel Saldívar que pasó un lado del marco que defendía Rodolfo Cota en suplencia de Luis Ángel Malagón. De ahí en más…Eran 10 minutos de puro desorden.

Llegábamos al cuarto de hora sin mucho que contar. Con dos cuadros que mecían la bola como si fuera recién nacida. La visita (Que era localía) mostraba velocidad, no pasaba de ahí porque los balonazos eran mucho muy largos.

El más tibio de todo el campo era Denzell García. Se le notaba el temor a la hora de ir a encontrar a Guillermo Castillo (Que no se llama así, pero así nos dijo que le dijéramos).

Se invertían los papeles con 15 minutos por jugar. El estorboso era el América, empalmaba el llamado “más grande” no el conjunto de las tierras de Juan Gabriel. Frenábamos todo por la pausa de rehabilitación con 33 grados de calor en el termómetro.

El encuentro se despertaba al 32 después de un empellón sobre el Puma Rodríguez que el silbante no marcaba. Dado lo sucedido, el entarimado le recordaba al colegiado la forma de sus posaderas de la manera más vulgar posible.

A cinco del entretiempo se aparecía el grito de “Águilas Águilas” en la tribuna…Duraba poco porque la gente de verde lo apagaba con abucheos.

Justo al 40 volvía a sonar porque Alejandro Zendejas anotaba el primero de la noche. Se descolgaba en un balón filtrado que parecía fuera de lugar, pero no lo era. Se quedaba solo frente a Sebastián Jurado y lo aniquilaba. 0-1 el marcador gracias al de Juárez.

No pasaba más en los cinco que quedaban junto con su agregado. Así nos íbamos a la regadera: 0-1 favor el ave.

El nuevo

Arrancábamos el complemento con el América aparentemente dispuesto a finiquitar el asunto. Rodrigo Aguirre buscó el gol dos veces dentro del área chica y dos veces se topó con la humanidad del “ex Tuzo” Jurado. Zendejas hacía la malhora tapando un disparo amigo: ardía el rancho de los Bravos.

Al 52 remataban de cabeza las tricampeonas Águilas. Jurado se tiraba como gato mojado y expulsaba la número cinco que volaba con rumbo a la red. El caballo estaba aturdido, confundido y cualquier otra sensación que se le pareciera.

Corría la hora de partido, los comandados de Martín Varini estaban borrados de la cancha. Era tanta, pero tanta la confianza azulcrema que su afición pedía el ingreso de Álvaro Fidalgo simplemente por su capricho.

Erick Sánchez cometía falta al minuto 66 y ponía la mesa Páez un tiro libre desde el borde del área. No sin antes ir al VAR para buscar un penal como si fuera aguja en un pajar. El cantante regresaba de ver el video, no había penal pero sí un cartón rojo por “fuerza excesiva”….Uno menos, el América se quedaba sin el Chiquito.

Minuto 75 y otra vez todos a la hielera, había que reponer fluidos con 31 grados Celsius de calor.

Entraba de cambio Rodolfo Pizarro y ¿Qué hacía? Mandaba el cuero a la fila 25 con un centro que tenía que el tino de borracho con pistola. Asomaba el minuto 80…Ahí frotaron la lámpara los de Juárez.

Fue el nuevo y fue de cabeza. Remataba un centro Rodolfo Pizarro, cayéndose y apenas rozando la pelota, pero gol al fin. 1-1 con 10 por jugar y con el desempate al alcance de la mano.

Mal y de malas para los de Andre Jardine por que se tronaba Fidalgo, salía por donde entraba apenas pudiendo caminar.

En el sonido local retumbaba “Aquel Amor” de los Cadetes de Linares, cosa más que bizarra, no había bats ni strikes para andar haciendo semejantes cosas

Al 90 más propina, Ismael Rosario López Peñuelas, vestido de rosa mexicano, sellaba el salomónico empate: 1-1. Un punto para cada quien. www.gabymartynoticias.com.mx

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